Ayer,cómo cada domingo,fui al hospital dónde soy voluntaria.
Normalmente hacemos una hora de teatro y una hora de talleres pintando con los nenes.Pero ayer todo fue diferente.
Después de actuar,iba a ir a hacer unas fotocopias para el taller de pintar y surgió hacer un acompañamiento a una nena de 4 meses.Yo me ofrecí,y mi compañera y responsable de la asociación me dejó hacer el acompañamiento.Y hacia allí qué me fui.
Llegué al pabellón dónde se encontraba la niña.Pregunté a las enfermeras por la niña qué me habían dicho.Me llevaron a una habitación y me hicieron ponerme mascarilla(era demasiado grande y me tapaba casi toda la cara),bata y guantes.Entré en la habitación y me encontré a una nena de 4 meses dormidita y que era adorable a más no poder.Me senté en el sillón que había al lado y estuve cómo media hora mirándola.Me asustaba cuándo se movía porque parecía que le costaba respirar.Y sinceramente pase ratos malos,me daba cosa verla tan pequeñita y malita.De repente se despertó y cuándo me vió hizo el amago de llorar.La verdad qué la entiendo.Si yo me despierto y me a una persona con bata verde,guantes que le quedan enorme y una mascarilla qué sólo se le ven los ojos...es para acojonarse.
Me puse a hacerlo gestos con las manos y dejó de llorar.Al rato ya empezó a sonreirme.
Menuda espectadora más agradecida,qué sólo por verme mover las manos sonreía.
Cuándo llegó mi hora me fui.Me despedí de la nena y me quite mi atuendo sexy.
Subí a dónde estaban mis compañeros.Y por qué no decirlo,subía con una sonrisa de emoción y alegría qué no era normal.
Fue una gran experiencia.Y sin duda la volvería a repetir.
Son esos pequeños detalles los qué más feliz te hacen...
Alma Perdida.
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